Ganando salud

viernes, 3 de febrero de 2012

Sobre mi

Nací hace 31 años tras unas cuantas horas remoloneando en la tripita de mi madre. Tuve un peso completamente normal.
A los pocos meses ya empecé a ser un bebé gordete y rechonchete. Hay unas cuantas fotos en casa de mis padres en los que parezco una muñeca pepona: redonda, rolliza y con unos mofletes como dos balones de fútbol.
Yo siempre me recuerdo gordita, además era muy alta y con una complexión fuerte, así que parecía dos o tres años mayor que el resto de los niños de mi edad. 
También recuerdo haber hecho dieta desde mi más tierna infancia, homeopatías, pastillas, jarabes, dietas hipocalóricas, disociadas, batidos... Ya para mi primera comunión me pusieron una dieta hipocalórica, en la que perdí 20 kilos. A partir de ahí ya todo fue coger peso de una manera desmesurada, volver a hacer dieta, perder x y coger x+10, y así sucesivamente. Con 16 años ya recuerdo que pesaba 100 kilos.
Hace 2 años llegué a pesar 140. Entonces me dije a mí misma que era la última oportunidad que me daba, que o perdía peso, o me planteaba una solución más drástica.
Fui al endocrino, y una de las cosas que me dijo, y que me dejó totalmente hundida fue que necesitaba un psicólogo, que apreciaba que yo padecía un tremendo problema de ansiedad, y que necesitaba ayuda. Me dio una dieta de 2000 calorías, una cita para 6 meses y citas mensuales con la enfermera para vigilar la evolución. También me recetó Fluoxetina 20mg para controlar la ansiedad.
Cuando llegué al coche, rompí a llorar, me decía una y otra vez "no estoy loca, no estoy loca, sólo que no puedo evitar el comer". Me fui a trabajar, teniendo que parar el coche poco antes de llegar para secarme las lágrimas y recomponerme. Ese día lo recordaré durante muchos años.
Nunca me había abierto al 100% a nadie, y ese día me lié la manta a la cabeza y lo solté todo, a mis padres y al que entonces era mi novio. Puede parecer una tontería, pero nunca había sido tan sincera porque me daba miedo y vergüenza. Sin embargo, recibí las mayores muestras de cariño, amor y comprension.
Comencé con mis visitas al psicólogo, muy a mi pesar y a regañadientes, empecé a descubrir cosas sobre mi, muchas de ellas que no me gustaban. Fui controlando mi ansiedad... esa maldita ansiedad que me provoca dos cosas: ganas de comer como si no hubiera mañana en unas ocasiones, y crisis de ansiedad propiamente dichas (temblores, sudores frios, falta de respiración, angustia, lengua dormida...), aprendiendo técnicas para controlarla. Bendita terapia, le debo mucho.
Perdí 27 kilos, mi vida cambió, y no solo por la pérdida de peso, gané en seguridad, en confianza, autoestima... tenía las riendas de mi vida.
Me casé con el hombre más maravilloso que puede tener una mujer, cariñoso, dulce, paciente, una buena persona, que siempre me ha aceptado como soy (y no sólo hablo del tema físico), mi mejor amigo, mi amor.
Empecé a coger peso de nuevo, pero esta vez la cosa era diferente, ya no tengo esa necesidad de comer hasta reventar, mi vida es algo menos sedentaria, cuido mejor lo que como, pero no ha sido suficiente, no soy capaz de volver a coger las riendas que tenía antes. Ahora peso 131 kilos.
Por eso he empezado a plantearme la cirugía bariátrica. Siempre que el médico me lo planteaba me negaba rotundamente (cómo voy a someterme yo a una cirugía para adelgazar, eso es de fracasados, yo puedo adelgazar), pero llega un momento que te tienes que empezar a plantear las cosas de otra manera, estoy mentalmente agotada, me siento atrapada en un cuerpo que no es el que quiero, quiero ser madre, quiero estar sana, hacer tantas cosas que ahora  no puedo, o no me atrevo...
Este es un blog creado para desahogarme y poner en orden mis pensamientos y mis sentimientos, y mi evolución, sea la que sea.



2 comentarios:

  1. Aplaudo tu sinceridad! :)
    Que parecidas pueden ser nuestras vidas cuando tenemos la obesidad en común.

    ResponderEliminar
  2. Hola Bea!! qué alegría saber de ti!!
    Al empezar a leer y escribir mi propio blog me di cuenta de lo que dices, de la de cosas en común que tenemos personas totalmente diferentes con un lazo de unión como es la obesidad.

    ResponderEliminar